viernes, 22 de abril de 2011

desprecio

Albert amaneció sin fiebre,con Jill en sus brazos, desnuda y dormida, pero su mente aún estaba en aquellas calles cercanas al bar que aquella madrugada habían sido testigos del acto mas valiente de su existencia...

Cerró los ojos para tratar de recordar con más detalle el rostro del chico y tratar de recordar el perfume que se destilaba de su piel... se quedó recordando un rato largo, abrazando a Jill, sin hablar ni moverse... solo pensando, recordando e imaginando...

Tras unos instantes se puso en pie, se vistió de prisa y salió... caminó por las calles atestadas de gente y llegó a un pequeño restaurante, alejado de las miradas de los curiosos...
Tomó una servilleta, una pluma y escribió por todos los posibles espacios del papel... Guardó la servilleta, dejó un billete sobre la mesa y salió.

Caminó por las calles sin saber a donde iba realmente, entró en algunas cafeterías, en un centro comercial y en una tienda para deportes sin comprar o consumir nada.
Esperó a que el sol cayera un poco y sacó el teléfono... marcó al departamento de Jill, pero ella no estaba, entonces la llamó al móvil.

-línea fuera de servicio...-
-Cancelaste la linea... bastante inteligente...- Marcó otro número y dio el nombre de Jill y le dieron un número... marcó 3 minutos después, para memorizarlo y espero... tres timbrazos, nada más...
-¿Hola? ¿Quién habla?
-Hola cielo... ¿Creíste que podrías escapar tan fácilmente de mi?
-Carajo Wesker... ¿no piensas dejarme en paz? ¿que crees que toda mi vi...
-Cállate y escucha... hoy a las 8 en casa del niño ¿entendido?
-¿Qué niño?¿CHRIS? ¿ESTÁS LOCO ALBERT? ¿QUE PIEN...
-Primera: No-Me-Grites... Segunda: si, casa del niño. Te espero
-¿Pero pa...-Albert cortó la comunicación sin escuchar el principio del reclamo de Jill si quiera... Estaba decidido a terminar con todo...

Esperó a que fueran las 8 menos diez, tomó un taxi y se dirigió a casa de Chris... Pagó, bajó y esperó tras las sombras de la acera de enfrente.
La puerta se abrió... salió una chica morena de buen ver y se vio despedirla a Chris... Cuando la chica se hubo alejado, Albert se acercó, tocó la puerta dos veces con los nudillos, pese al timbre, y sin esperar a que Chris preguntara nada al abrir y verlo, entró en la casa y cerró con llave
-¿Hay alguien más en casa?
-¿Qué hace usted aquí?, ¿Qué es todo esto? ¿Que le importa?
-¿Quieres que más sangre de la necesaria corra hoy?-La voz de Wesker sonaba fría y hueca...
-No, no hay nadie más en la casa
-Esperemos un poco entonces...-Wesker tomó una silla y la acomodó frente a la puerta, como si esperara que mágicamente se abriese o alguna maravilla sucediese en ella...

A las 8 con tres minutos el timbre sonó desganadamete
-Abre.- La voz de Albert ahora tenía un dejo de ansiedad muy leve.
Chris abrió la puerta y vio lo que no esperaba
-¿Jill? ¿qué haces acá? ¿no quieres mejor que hablemos luego? ahora justamente estoy ocu...
-Déjame entrar Chris, que Albert me llamó y me citó acá
-¿Pero que tu que?-Volteó Chris a ver a Wesker-¿Qué tiene que ver ella en esto?

Albert movió al chico y dejó pasar a Jill, conduciéndola a la sala.
-Hora de la diversión...-Albert sacó un pequeño revolver y lo apuntó, enfocando, al centro del pecho de Jill... luego al de Chris... se paseó por la sala caminando con el revolver en mano.

-Todos los aquí presentes tenemos algo en común, además de Bravo y Umbrella... Todos compartimos un secreto...-La voz de Albert se iba tornando más oscura poco a poco...-Y ya es hora de que se hable... Jill... tu función es ser testigo...¿Entendiste? si tu respuesta será NO, entonces creo que podré gastar dos de mis preciosas balas en atravesar tus blancos y suaves pechos con ellas...-Jill asintió sin inmutarse de la amenaza- Tu Redfield... presta atención...-

Albert cargó el arma, quitó el seguro y la apuntó al corazón del chico-solo tengo una cosa que decirte antes de que todo esto acabe...

*--Silencio en la habitación... no corría viento... no había ni un alma cerca... silencio sepulcral y helado...--*

-Te amo Redfield...-Dicho esto, tomó el arma, la dirigió a su sien y disparó, volándose la cabeza, que desde meses atrás solo le pertenecía a Chris...
El grito ahogado de Jill y la sorpresa de Chris invadieron todo por un instante...


Sudando, Albert despertó en la cama de Jill, con ella en sus brazos, desnuda, bañada por los rayos de sol de media tarde que se colaban por la cortina blanca de la habitación del departamento en el que, preso de la fiebre y las pesadillas, había visto la respuesta deseada en Chris... él también lo amaba...

-Ni en sueños me dejas, bastardo...-Susurró Albert. Abrazó a Jill con mas fuerza y cerró los ojos, para perderse en el calor de la chica y su perfume a flores húmedas, pero pensando aún en la mirada de quien fuera, de ahora en adelante, el secreto ladrón de su tranquilidad...

miércoles, 6 de abril de 2011

Némesis

Recuerdos se anudaban en su pecho, y le cortaban la respiración. Las gotas de sudor frío recorrían sus mejillas y los laterales de su cuello. La fiebre se apoderaba de la cordura de Albert.

En la oscura habitación, las sombras lo abrazaban y lo ahogaban, haciendo que no supiera si estaba dormido, despierto-, vivo o muerto... entre la luz, las sombras y el trasluz mate de un cristal biselado...
Tomó el móvil, marcó un número y se llevó el aparato a la oreja.
-Valentine... ven ahora mismo... tenemos que hablar...
-Albert: son las 2 de la mañana... no puede ser más tarde?
-Ven ahora si no quieres que el chico al lado de tu almohada amanezca sin su juguetito...
dicho esto colgó el móvil.
Se levantó y, como pudo, se incorporó y caminó hasta llegar a la sala.
Tomó una botella de whisky, un vaso y se sentó a esperar... 10 minutos más tarde alguien tocaba la puerta.
-Ábreme inmediatamente o te volaré los sesos después de volar la puerta
-Se más paciente, que aún no puedo andar bien...-Abrió la puerta y la jaló del brazo.-deja de apuntarme con el arma si quieres salir viva de este lugar-. Sin que Jill se diera cuenta, Albert la había despojado del arma y ahora le quitaba las municiones... terminado esto la devolvió y la condujo al salón.

-¿Quieres tomar algo?- Albert ofreció cortésmente, pero Jill negó con la cabeza...
-Dime de una vez, ¿De qué quieres que hablemos?
-Me gusta ese chico... Redfield... el niño moreno...
Jill enmudeció y abrió los ojos, asombrada...-¿TE GUSTA CHRIS?
-SHHHH!! no hables tan fuerte... si, me gusta ese tipo... y creo...-Las palabras de Albert tomaron un tono de duda
-¿QUÉ CREES ALBERT?
-creo que lo amo, mujer, eso creo...

El silencio reinó en la habitación por un momento y Jill tomó la palabra
-¿Me sacaste del apartamento de un Boliviano sensual solo para decirme que te gusta un niño?
-Si, y no me importa haberlo hecho... mi estabilidad emocional es más importante que tus noches negras... si no te gusta, entonces cambia de móvil y listo, no te llamaré más...
-He intentado esa táctica más de 7 veces y no me ha funcionado... siempre me localizas
-La perfección es inevitable, Jill, y lo sabes...

Jill se puso en pie, le dedicó una mirada profunda, cargada de odio, y salió del lugar, sin siquiera despedirse...
Albert tomó su teléfono, marcó otro número y escuchó atentamente, esperando que respondieran... una voz adormilada respondió después del noveno timbrazo...
-Redfield al habla...
-Ve al bar de la novena... te espero en 15 minutos... si no vas, mataré a Jill...
Albert colgó, tomó sus pantalones, su gabardina y salió mientras se acomodaba el cinturón y la pistolera. Cruzó las calles caminando hasta llegar a la entrada del bar en que había citado a Chris... esperó fuera un rato... vio su reloj y comprendió que debería matar a Jill si Chris no estaba dentro... Abrió la puerta, contempló el lugar casi vacío y divisó al chico sentado en una mesa al fondo, aún en pijama, sin camisa y con unas deportivas calzadas.
Albert se acercó, pero Chris le indicó que hablarían mejor fuera, así que, dando media vuelta, Salieron los dos casi juntos.
-¿Por qué me llamaste? ¿Por qué a esta hora? ¿Qué tiene que ver Jill en esto?
Sin responder, Albert entregó un papel doblado a Chris, bajó sus anteojos oscuros y lo miró fríamente...
-Si cae en manos equivocadas asesinaré a Jill cruel, dolorosa y lentamente...
Sin hacer caso a la respuesta del chico, caminó hacia la oscuridad y se perdió entre las sombras... Chris se quedó unos momentos de pie, fuera del bar, contemplando la hoja que aún no había leído.

Chris caminó por más de media hora, hasta llegar a su destino... subió las escaleras del edificio hasta el cuarto piso, tocó el timbre tres veces cortas, tres largas y tres cortas de nuevo. Abrieron la puerta, Albert entró y, con su voz sombría, pero cargada de toques fogosos habló...
-No soy un boliviano, pero se que puedo hacerlo mejor que él y que todos los de esta semana juntos...
Sin más palabras, Jill y Alber se entregaron al fuero efímero de la noche cómplice...

Por su parte, Chris caminó a casa y, al entrar, se sentó con una copa de vino en la mano. Sacó el papel del bolsillo del pijama y lo desdobló cuidadosamente.

Leyó con atención una vez, luego otra y otra... pasó toda la noche leyendo la nota, hasta que el sol aclaró el cielo...



''TE AMO''...