lunes, 27 de junio de 2011

Instantáneo

Hacía tiempo que Albert esperaba una visita... Alguien que vendría a revolucionar su vida y la del joven Chris.

El sol abrasaba las calles. Un motor resonaba en medio del silencio. Unos ojos azules registraban cualquier movimiento y volvían un retrato cualquier escenario.

La puerta de la oficina de Chris se abrió de golpe, aquellos ojos azules se posaron en el rostro del chico, escudriñándolo.
-¿Qué haces tú aquí?-Él sonaba angustiado... un resto de ansiedad se desprendía de cada palabra.
-Vine para arreglar un asunto- Ella sonaba tranquila, más indiferente que nada.-Salgamos-.

Salieron juntos y enfilaron las calles hacia un parque solitario.
El primer día que se encontraron, la primera mirada, el primer sentimiento.

-Tenemos que ver a alguien-Ella hablaba pausadamente -ÉL llegará pronto-.
-Hablas de... ¿Albert?- Una nota de temor se abrió paso por la voz del niño.
-Efectivamente-.

Un poco de ansiedad no debería dañar a nadie, pero en Chris los estragos eran enormes: sudaba y se agitaba con cualquier sonido de pasos.

Pasaron dos horas, tres... Calló la noche y Albert no llegó a la cita.

-Vamos por una copa- Ella Hablaba automáticamente, sin sentimientos...
-Vamos...- Él respondía por inercia.

Llegaron a un bar, tomaron cada cual una cerveza, y charlaron de cosas irrelevantes.
Al acercarse la madrugada salieron riendo, sin saber siquiera de que hablaban.
Llegaron al cuarto en que Ella se hospedaba y, perdidos en el alcohol, se entregaron a la pasión que años antes había reprimido.

Despertaron abrazados en la bañera, sin saber cómo habían comenzado las cosas.

-Debo ir al...- Los labios de ella callaron la voz del chico.
-Shhh, solo déjate llevar...-

Comenzaron de nuevo aquel circo de fuego y giros...
Casi cayendo la tarde comenzó Chris a pensar en las cosas que pasaban...

Alguien entró en la habitación... Una mirada, una sonrisa, algo no encajaba...

La voz de ÉL sonó hueca y fría
Albert estaba mirándolos...

-Hola, Alice...-