sábado, 8 de octubre de 2011

mascota [Agosto]

El sepelio de Alice fue algo serio, con pocos asistentes y sin sacerdote.

-Jill, ¿Haz visto a Chris?
-No Albert. Desde hace 3 semanas no se de él. ¿Pasa algo?
-Nada, solo preguntaba para charlar de algo mas ridículo e innecesario.

El largo camino a casa de Jill se hizo peor por el silencio, pero ni ella ni Albert se atrevían a entablar conversación.
Un timbre monótono rompió el silencio en su incómoda cumbre.

-¿Si?, Oh, hola Chris. Si, él está conmigo... si, está bien... ¿Quieres hablar con Albert?, si, enseguida.
Jill cedió en móvil a Albert, quien frío y taciturno habló con el chico.

-Si. No. No. Triste, como todos. Bien. Si, también bien. Ajá. Si. De acuerdo, en la noche en el bar.
Jill no podía creer lo que escuchaba: Albert aceptaba una invitación para salir con alguien.
-¿Crees que podrías venir, Jill? No quiero estar solo cuando el niño se marche...
-¿Y si no se marcha? ¿y si se MARCHAN? ¿Me quedaré yo sola en el bar?
-Podrás acostarte con el bartender moreno. Le gustas mucho.
-Deja de decir tonterías. El sol atrofia más de lo normal tus capacidades cerebrales.
-Vienes o haré que vengas, tú elijes.

Ese fue el fin de la conversación, y reinó el silencio de nuevo, pero más frío y viscoso que antes.

Al caer la tarde, Albert estaba tranquilo, esperando que diera una hora apropiada para ir al bar. Jill se había arreglado como de costumbre, y tranquilamente paseaba por la habitacion en qu Albert aguardaba desesperado.

-Vamonos ahora, que me desesperas Jill.

Llegaron al bar y en la barra Chris bebìa un martini. Vestìa de forma elegante un traje de satìn negro y una camisa escarlata.
Se levantò con presteza del banco, apartò a Albert de Jill y dijo a esta: -Esta es una reuniòn privada, Jill, asì que regresa a casa, o vete con el primero que te ofresca una cantidad descente.-

-Hey estùpido, ve a joderte a alguien màs. Me quedo aquì aunque te castre-Dijo ella burlona, pero Albert se adelantò y con una mano le indicò que todo estaba bien, que podìa dejarlos solos. Jill se marchò al otro extremo del bar y desapareciò de la vista de los hombres.

-Habla niño, que por algo m...-Los labios de Chris se posaron, apasionados sobre los de Albert haciendole enmodecer. El rubio correspondiò el beso sin percatarse ni preocuparse de las miradas ajenas.
No pasaban màs de 6 minutos sin besar el uno al otro, hasta que descidieron huir al apartamento del joven.

Un abrazo, una caricia, y la entrada a la entrega total al amor. Minutos, Horas, la noche entera uno convirtièndose en la segunda piel del otro.

El alba pasò, la mañana y callò la tarde.
-¿Còmo logras que te ame, niño tonto?
-Si te lo digo, hombresote, dejaràs de caer en mi juego...

Un beso y el juego comienza de nuevo...

~ Favor de dejar un mensaje en el buzòn de voz.
-Albert, soy Jill, necesitamos hablar... es sobre Alice... Bùscame cuanto antes...-  ///